Es el tiempo que dura el proceso por el cual los distintos proveedores de Internet "se enteran" de que cambiaste los DNS de tu dominio.
Dado que los DNS permiten que los visitantes puedan llegar a tu sitio, hay distintos puntos donde pueden producirse cuellos de botella que demoren el proceso, empezando por tu proveedor de Internet, y pasando por tu módem, router, caché de DNS de tu computadora (sea Windows, Mac, Linux) y caché de DNS de tu navegador.
Los DNS no se propagan simultáneamente a todos estos puntos de la cadena, por lo que dependiendo de las configuraciones que tenga cada uno, y de cuánto usabas ese dominio en esa computadora y red en particular, es posible que la demora varíe entre 10 minutos y 10 horas.